Mario Benedetti

"Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
Siempre suena una orden, un teléfono, un timbre, y claro, está prohibido llorar sobre lo que escribes porque no queda bien que la tinta se corra".

Mario Benedetti

jueves, 7 de mayo de 2015

Metro

No se miraron. Cada uno escogió un extremo del vagón alejado del otro. El movía los labios y cantaba en silencio las canciones que escuchaba desde los auriculares, mientras que ella marcaba el ritmo con el pie de las que sonaban en los suyos. Así pasaron dos estaciones, cada uno en su mundo y al mismo ritmo.

De repente se miraron. Ocurrió de la nada, al mismo tiempo, como si estuvieran sincronizados.

Se sonrieron tímidamente. Ninguno se dio cuenta que se había pasado su estación.

Y que más daba, en la vida lo que más se recuerda son los cambios de ruta, los cambios de sentido, los imprevistos y las canciones.

A veces valen la pena los desvíos.

viernes, 20 de marzo de 2015

Amiga


Érase una vez, una chica increíble y fantástica sin necesidad de decirlo. Sigilosa. Tremendamente discreta. Hecha de complejos e inseguridades, pero con la fuerza de seguir intentando. Luchadora.

Muchacha de ojos negros y el pelo como el azabache. Tímida. De apariencia seria. Sin necesidad de demasiados adornos para deslumbrar. Inquietante.

Huye de los estereotipos y de los convencionalismos. La vida le ha dado esa visión de lo realmente importante. Ella es así. Se merece todo.

Corazón enorme que sabe llenarse con nada. Única. Desastre en medio del orden. Responsable. Rara pero esa rareza que atrapa. Una estrella fugaz. Parece dura, que nada le afecta, pero tiene una sensibilidad que ya muchos quisieran.

























Amiga gracias por saber estar.

jueves, 26 de febrero de 2015

Extraordinario

Espero que sigas yendo a ese lugar, ese desde donde se ven las luces lejanas de la ciudad, y si miras al cielo esta tan repleto de estrellas que te sientes capaz de estirar las manos y tomar un puñado. Perfección.


Espero que vayas en noviembre. Que tengas que usar esa chaqueta azul de invierno .Y que, cuando urges en tus bolsillos encuentres esa pequeña nota que una vez me escribiste, pero que yo decidí debías tener tú, por esa tendencia tuya a tomar decisiones impulsivas y olvidarte de lo dicho. Volátil.

Este será el comienzo de algo extraordinario. Eres tú, estoy seguro.

Espero que duela. Y que te prometas no cometer los mismos errores otra vez. Espero que lo enfrentes. Que tengas claro que errores cometemos todos. Que a veces no hay vuelta atrás y  existen cosas que no se pueden recuperar. Que la vida también está compuesta de golpes. Experiencia.

Espero que te enamores.  Que sea esa clase de persona que te hace querer ser mejor ser humano, de las que te hacen perder el norte y te encausan de nuevo. Espero que sea difícil. Que llores. Espero que luches. Que salgas a buscarla a media noche y toques a su puerta. Espero que la abraces. Que no hagas promesas. Que tomes su mano y no vuelvas a soltarla. Aférrate.

Espero que la vida te lleve al límite. Que termines tus días con una lección aprendida. Espero verte de nuevo. Que los dos estemos completos y plenos. Espero que me devuelvas la sonrisa. Que no necesitemos palabras. Espero que cada uno vivamos nuestro nuevo comienzo. Extraordinario.

lunes, 23 de febrero de 2015

Te conoce.


Te conoce más que nadie. A ti, a tus fines de semana y a tus gestos cuando estas dormida. Es el único que sabe por qué te gustan las tormentas o por qué odias las mentiras. Él  escucha tus latidos aunque esté en la otra punta del mundo.

 Ustedes son risas y buenos recuerdos. Noches frías. Echarse de menos.

Conoce tus historias, tus momentos. Un pulso continúo. Son desastre y perfección al mismo tiempo



Te conoce más que cualquiera. A ti, a tu tono de voz cuando cantas canciones tristes. Es el que reconoce el sonido de tus pasos. El logra borrarte las cicatrices. Juntos son fuegos artificiales. Abrazos con fuerza. Inestables

Conoce incluso tus pensamientos, tus contradicciones, tus miedos.

Te conoce más que a él.
Te conoce más que... tú.

viernes, 30 de enero de 2015

Ella

Dijo mi lugar favorito es el invierno, y así empezó su estación predilecta; con las manos y los pies tan fríos que dolían solo de moverse, los dientes castañeando y la nariz roja. Pero era feliz, muy feliz.

Ella. Eterno corazón de niña. Princesa de hielo. Fortaleza de gigante. Ella es locura, montaña rusa de emociones. Un beso congelado.

Ella habla y se olvida de lo dicho, dice una hora y siempre llega tarde. Ella tiene el pelo negro y un bonito mechón blanco en el flecoElla es invierno. Labios partidos. Sonrisas heladas y bufandas hasta la nariz.

Ella tiene los ojos más grandes y expresivos que he visto en mi vida, puede decirte mucho con solo mirarla a los ojos. Ella es impulsiva, puede reír y al minuto siguiente estar molesta. Cristales empañados. Nervios de cristal.




Ella es hermosa y una amiga maravillosa.

viernes, 23 de enero de 2015

Máquina del tiempo

Soy fan de esos olores que transportan.

Es curioso que algo tan simple como el olor a nueces te pueda llevar al pasado en un segundo.

El truco está en que llegue de pronto, sin que lo esperes, y bam, sin darte cuenta estas viajando en el tiempo. Y sonríes, siempre sonríes.


Ha pasado mucho tiempo desde que vi sus ojos y temo que se me olvidó si eran negros o cafés, pero, cuando el olor a menta y sal llegan juntos, puedo verlo, incluso puedo sentir su mano sobre la mía una vez más.

miércoles, 21 de enero de 2015

Enfermedad.

Hubo un tiempo cuando era pequeña en que lo detestaba. Era más débil, supongo, o no lo entendía y crack algo dentro de mí se rompía. Creía que era injusto.
No sé en qué momento fue, quizá tenga que ver con que ahora soy mayor, pero no logro evocar el momento preciso en el que lo entendí todo.

-¿Por qué a mí?- Decía mi versión pequeña de hace algunos años

-Porque eres fuerte– Me gustaría haberle dicho.

-¿Hice algo mal?, ¿Es un castigo?… ¿Por qué?- Tal vez habría replicado

-Cada persona tiene su lucha y esta es la tuya…

Si yo no hubiese llegado así a este mundo, tal vez esta no sería mi vida, quizá ahora mismo estaría en otro lugar, tendría otra familia, mi lucha sería diferente.
Existen personas sanas que no son felices, que no tienen amor, que han desperdiciado su vida. Ellos viven su lucha personal.

Claro que me sigo rompiendo de pronto, pero nadie resiste tanto, a veces necesitas que alguien te sostenga por un momento. Solo por un momento.

Después te levantas, te sostienes sobre tus propios pies y sigues, porque hay que seguir. Así debe ser.

Y si me dieran a elegir, elegiría esta enfermedad nuevamente. Estar consiente de todo esto lo hace mucho más fácil. Incluso he dejado de orar por una cura. Ahora solo pido vivir.



lunes, 1 de diciembre de 2014

Distancia

Me encantaría prometerte que después de todo yo sigo aquí, pero ambos sabemos que no es así.
Hace mucho, no sé en qué momento, abandonamos los puestos. Tú soltaste mi mano y yo no quise volver a sujetarla.

Y ya está, la distancia hizo el resto.




martes, 25 de febrero de 2014

Mi niña

Últimamente echo mucho de menos el pasado, los buenos y los malos momentos, las personas que fueron y se fueron que dejaron su huella en mí.

A veces quisiera que las cosas fuesen como antes; extraño los enormes vasos de leche con chocolate, los broches en el cabello, las mini obras de teatro en la sala de la casa, la sombra de aquel enorme árbol en el patio, las casas construidas con sillas y sábanas blancas, los pasteles de lodo, la flor que dejaba en la camisa del abuelo diciéndole al oído muy bajito “Es para mi abuela”, las cartas escritas a mano y enviadas a Francia con el tío favorito (Que en realidad nunca fue mi tío), Las cartas que enviaba de vuelta con postales hermosas de la Torre Eiffel, las noches de historias con la abuela, el pastel de chocolate más delicioso del mundo (Nadie lo prepara mejor que ella), las noches durmiendo en la azotea y entrar corriendo cuando empezaba a llover, las trenzas, los vestidos, las risas, los juegos, los bailes, las cosquillas, tu sonrisa. .



Mi niña hace mucho que quería dedicarte algo, pero me conoces, sabes lo débil que soy y lo que todavía me duele recordar ese día. Aún no logro perdonarme por no haberme hecho un tiempito para ir a verte esa noche. Te prometí que iría al día siguiente ¿recuerdas?

Y allí estuve Llegué a tiempo, pero me dijeron que tú ya te habías ido.

Ahora que recuerdo, me lo dijiste. Te despediste de mí, pero yo me negué a aceptarlo, solté a llorar y te suplique que no lo dijeras más.
Lamento tanto no haber estado contigo esos últimos momentos, y tal vez suene egoísta, pero a la vez me alivia; así puedo recordarte radiante y con esa sonrisa que te caracteriza.

Me faltó decirte que te querré siempre y que te extrañaré hasta el día en que la vida nos vuelva a reencontrar.


































Ha pasado tanto tiempo y yo todavía recuerdo el sonido de tu risa.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Me faltas

¿Qué fue lo que pasó?
Me planteo mil respuestas que al final no logran responder nada.

Quererte es inevitable y desear que sea igual que antes aún más, las cosas cambiaron mucho, y sí, quisiera que todo fuera igual.
Que compartiéramos el mismo tiempo, los mismos gestos, las mismas historias, las mismas risas y lo mismos tropiezos. Entonces es cuando me doy cuenta que eso de volverte adulto es exactamente como lo cuentan, que la gente cambia cuando crece, cuando toma su rumbo, y dejan de tener tema de conversación cuando deja de frecuentarse o simplemente deja de buscarse. Yo esperaba que nunca nos pasara.

Y quiero que seas feliz, muy feliz, ahora que no puedo ver si lo eres.
También quiero que muchos sueños se te cumplan, para que si algún día volvemos a encontrarnos  puedas contarme lo que se siente.

Te echo de menos, pero ya no sé qué escribirte cuando abro un nuevo mensaje de texto, porque pienso que no responderás, por falta de tiempo, por exceso de trabajo o por que no tienes nada que decir…

Supongo que los kilómetros pueden distanciar después de todo, todavía hasta hace un tiempo tenía la firme convicción de que no sucedería.
Y ahora, hasta el tiempo se me enreda, y no logro encontrar ese último segundo que tenía algo de nosotros. Lo perdí en algún lugar.

Ahora tengo la sensación todo el rato de que me falta algo...

Quizá sea ese mendigo segundo perdido, o tal vez seas tú.